*Artículo originalmente publicado en Revista Alumundo. Adaptado, actualizado y resumido para web.

A raíz del explosivo aumento de las emisiones de gases efecto invernadero y el consiguiente calentamiento global, surge cada vez más el interés por el diseño y la construcción sustentable. Esto ha promovido la generación de edificios energéticamente eficientes, que logren la reducción de su huella de carbono, entre otros objetivos.

Dado que en Chile el sector de la construcción representa una parte importante del consumo de energía, se vuelve imperante hacerse cargo de los impactos en nuestro medio ambiente. En este escenario, la certificación LEED se vuelve una solución atrayente.

¿Por qué preferimos la certificación LEED?

En países como Alemania, Inglaterra, Estados Unidos y Japón existen diversos sistemas de certificación, reconocidos a nivel mundial, que buscan garantizar la sustentabilidad del diseño y la construcción de una obra.

En Chile ya contamos con un sistema de certificación local para edificios sustentables, sin embargo, muchos proyectos emblemáticos optan por la certificación LEED, ampliamente utilizada en Estados Unidos. El sistema de evaluación de este estándar se basa en una puntuación otorgada según el cumplimiento de ciertos parámetros y varios niveles para distintas categorías de proyectos, con un alto nivel de exigencia.

Como Chile es vulnerable al cambio climático, debemos promover la mitigación y adaptación al calentamiento global. Muchas naciones están avanzando en esta materia y están promoviendo soluciones, como por ejemplo, economías bajas en carbono. Nosotros aún no contamos con un plan de esta magnitud, por lo que seguir la certificación LEED es una buena opción para contribuir al cuidado del medio ambiente.

Debemos fomentar la innovación, generar nuevos emprendimientos y crear el liderazgo en este tipo de iniciativas en la región. No sólo el sector privado está avanzando en esa línea, también el sector público está incorporando conceptos de sustentabilidad en sus obras de infraestructura.

Por ejemplo, en Hildebrandt Gruppe desarrollamos dos proyectos LEED Gold destacados: el Centro Judicial de Viña del Mar y el Centro de Justicia de Melipilla. En el ámbito de la construcción, nuestro compromiso es llevar a cabo proyectos que sean cada vez más amigables con el medioambiente.

El trabajo en equipo es fundamental

El cuidado del medio ambiente es una responsabilidad de todos los actores que participan en el desarrollo de una obra, desde los fabricantes, arquitectos, constructores y hasta del usuario final. Afortunadamente, está creciendo el número de profesionales que se especializan en el diseño y construcción con criterios de sustentabilidad y eficiencia energética.

También juegan un rol clave las autoridades que definen las políticas públicas que se requieren para dar apoyo a estas iniciativas. Sería interesante, por ejemplo, que se ampliarán los subsidios para colectores solares y que se incentive en los hogares la instalación de sistemas de generación de energías renovables.

Por su parte, los usuarios de a poco toman conciencia y entienden que este nuevo enfoque permite otorgar a sus proyectos una serie de beneficios. Las ventajas no son sólo medioambientales, sino que también generan valor agregado y pueden reducir en forma considerable los futuros costos de operación. Esto permite calcular el pay-back sobre el incremento del monto de inversión en un proyecto de esta naturaleza.

Finalmente, si pretendemos algún día llegar a ser un país desarrollado, tenemos que avanzar desde hoy en nuevos frentes y ver cómo compatibilizar el desarrollo económico y social con el cuidado del medioambiente. Es de esperar que cada uno de nosotros sepa identificar la responsabilidad que le corresponde para fomentar el desarrollo de un entorno más amigable, ya que es imprescindible que exista un alineamiento entre todas las partes.